Desde hace más de 15 años acoge en su casa perros abandonados y ya ni él mismo sabe, a cuántos les pudo encontrar un nuevo hogar. Con el paso del tiempo fue adquiriendo más y más saber, al entrar en contacto con expertos en perros españoles, otólogos y homeópatas, el cual usa para el bienestar de sus protegidos. Además ofrece cursos para dueños de perros que tienen problemas con los mismos.A través del trabajo y la entrega de Manolo no sólo los perros pequeños y medianos que han sido abandonados en El Hierro gozan de una segunda oportunidad, sino también los ejemplares grandes.
Ahora mismo tiene más de 20 perros bajo su protección. Por sí mismo, con el escaso dinero de su propio bolsillo y sin apoyo económico alguno, trata de construir jaulas perreras seguras en el terreno de su suegra.
Cuando tenemos un perro especialmente difícil o demasiado grande para nuestras instalaciones, normalmente basta con una llamada a Manolo y él nos ayuda, siempre que puede.
La historia más impactante es la de Wolf (lobo en alemán), un lobo herreño, que probablemente como consecuencia de haber sufrido malos tratos, mostraba comportamientos autodestructivos y casi nos llevó a la desesperación. Este perro corría en círculos como un poseído, ladraba sin pausa y se mordía las patas. Todo esto era demasiado para nosotros e incluso Pedro, nuestro veterinario, nos aconsejó dormirlo.
Cuando Manolo se enteró del problema, se encargó del perro y pudo comprobar que éste nunca dormía. Incluso en una jaula para él solo, se dedicaba a morder la valla metálica y no parecía tranquilizarse. ¿Un caso perdido? ¡No! En los días tras haberle dado Manolo flores de Bach Wolf durmió hasta 18 horas. Tras muchas caricias y largos paseos, se volvió algo más pacífico. El segundo truco: poner a Wolf a dar vueltas atado a una larga correa y dejarle jugar con otros perros hasta el agotamiento. Hoy en día Wolf es un perro normal y corriente al que le va muy bien. Su dueño encontró en él un buen compañero de entrenamiento para el triatlón e incluso se lo lleva de vacaciones.
Para mí Manolo es una de esas personas que todos los días se proponen hacer del mundo un lugar mejor y más humano. Su entrega no sólo se limita a los perros, sino que para sus dos hijas adoptadas es un padre ejemplar y cariñoso, apoya también a otros niños desempeñando el papel de representante de los padres en la escuela, se ocupa de dos caballos abandonados y completamente descuidados y está especializado en el cuidado de pájaros heridos.
(Un texto de Karin Kamm)